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Joaquín Sabina en México

Joaquín Sabina dejó por un momento al famoso cantante español y se convirtió en un mexicano más que se preocupa por la violencia e inseguridad del país.

El cantante y poeta dijo que una solución para resolver el problema de violencia y asesinatos en México sería legalizar la droga.

 

“Con la legalización no se acaba la droga, pero sí se termina con la corrupción, muerte, los asesinatos y con la infiltración en el poder”, dijo el también escritor.

 

En la presentación en México de su gira Vinagre y Rosas, Joaquín Sabina dijo que el enfrentarse al crimen organizado es una acción algo ingenua: “Parece mentira que no supiera (el presidente Felipe Calderón) que la policía está completamente infiltrada en todo eso y parece mentira que esa guerra no la puede ganar él y no la puede ganar nadie”, dijo el cantautor español.

 

Sabina cree que el país va a salir adelante de la inseguridad y la violencia: “México tiene una energía interna que hace que se recupere de todas las catástrofes que le han ocurrido”, dijo en conferencia de prensa.

Joaquín Sabina en conferencia de prensa previa a sus conciertos en México, expresó que el señor Calderón (titular del ejecutivo mexicano) pecaba de "ingenuo" en su lucha contra el narcotráfico ya que, dijo, "es mentira que no supiera el gobierno mexicano que la policía está metida e infiltrada hasta el cuello en el negocio y que esta guerra no la podía ganar ni él ni nadie". Además señaló que con la legalización no se acaba con las drogas, pero sí con la corrupción, los asesinatos y la infiltración en el poder.

 

 

Esto provocó que el gobierno mexicano tuviera una reacción inmediata y que hasta el mismo titular del Ejecutivo le diera respuesta con un argumento de que "ingenuo sería suponer que un repliegue militar traiga paz".

 

También el secretario de Gobernación (el equivalente al ministro del Interior) le hizo llegar una carta al cantautor donde le refiere las acciones del gobierno mexicano y los "presuntos logros obtenidos" y declaró que le gustaría reunirse con él para conversar sobre el tema.

 

Pero de seguro, al autor de "Nos dieron las diez" y "Tiramisú de limón" también le sobran los motivos, como el título de una de sus canciones, para no aceptar este tipo de reuniones oficiales con políticos. Mejor para el será aprovechar el tiempo en su entrañable y querido México al que llama su primer amor.

 

No sabemos si por suerte, por cautela o debido a la coincidencia de la visita de Michelle Obama a México, al gobierno mexicano no se le ocurrió provocar un escándalo internacional que hubiera tomado proporciones inimaginables de tornarse intolerantes ante las palabras del cantautor.

 

Pero estas declaraciones de Sabina provocaron reacciones diversas entre la población en general y la opinión pública. Por un lado algunos mexicanos conservadores por no decir old fashion, poco susceptibles a la autocrítica, se rasgaban las vestiduras, preguntándose cómo era posible que Sabina se atreviera a opinar sobre México si en su calidad de extranjero no podía hacerlo. Y hubo hasta quien comentó que debía aplicársele el artículo 33 constitucional que dice que "el Ejecutivo de la Unión tendrá la facultad exclusiva de hacer abandonar el territorio nacional, inmediatamente y sin necesidad de juicio previo, a todo extranjero cuya permanencia juzgue inconveniente y que los extranjeros no podrán de ninguna manera inmiscuirse en los asuntos políticos del país".

 

 

Escrito por Paloma Ruiz editado por Araceli Viridiana Medel Morales 1/B

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